L.A. Ramones
Johnny Ramone y Dee Dee Ramone descansan en el Hollywood Forever, los Fast Four se despidieron de los escenarios en The Palace, durante 5 meses el Grammy Museum les ha dedicado una exposición… Con permiso de Nueva York, en 2016 Los Ángeles se convirtió en el enclave de culto para los seguidores de los Ramones.
Las vías más turísticas de la capital de la República de California estaban engalanadas con cartelas que anunciaban la muestra que celebraba el 40 aniversario del lanzamiento del primer disco de los de Queens. En las guías con los lugares ineludibles competían las huellas de Paseo de la Fama con la efigie de John Cummings con su chupa de cuero y su guitarra…
A continuación unas pocas instantáneas acompañadas de más párrafos para ilustrar el ambiente ramoniano – angelino.
¿Alabanzas de tus amistades famosas o boquinazos anónimos?
Has decidido que tus restos sean enterrados en un cementerio y se presenta la disyuntiva de erigir una estatua con tu planta sobre una base con piropos de celebridades amigas o de optar por una simple lápida vertical y que las muestras de cariño sean espontáneas…
Ahí lo dejo.
Johnny lo tenía claro y su túmulo es la gran atracción del Hollywood Forever, por encima del perrito Totó de Mago de Oz (su vecino de en frente del camposanto de las estrellas), de Mickey Rooney e incluso de Rodolfo Valentino. Una estatua regia del guitarrista de los Ramones preside su sepulcro. No falta detalle. Su pose característica, su guitarra, su cazadora y, por supuesto, su corte de pelo (aunque al escultor le ha quedado un poco Pin y Pon).
Remata el mausoleo un pedestal en el que sus más allegados han dejado alabanzas para la eternidad, como Lisa Marie Presley o Eddie Vedder, entre otros.
Rodeando el lago, en cuya orilla está a la vez inmortalizado y mortificado, el señor Cummings, podemos encontrar la sobria pero entrañable sepultura del Ramone más hedonista, Douglas Glenn “Dee Dee” Colvin. Como obra funeraria no llama la atención. Al acercarte a ella descubres el logo creado por Arturo Rey y su epitafio “OK. I gotta go now”.
Sin embargo, el cariño transformado en marcas de carmín en el túmulo, botellas de bebidas alcohólicas vacías, matrículas y otros objetos variopintos, lo convierten en un altar al modo de vida desquiciado y entregado a los placeres que llevo el bajista.
¿El nacimiento del punk fue así de rácano?
El Grammy Museum acogió la exposición Hey! Ho! Let’s go: Ramones and the Birth of the punk de septiembre de 2016 a febrero de 2017. Por diez dólares podías recorrer en 30 minutos, no daba para más – casi la duración de un disco de la banda de Nueva York, su trayectoria a través de memorabilia (póster, access, cazadoras de cuero…), documentos curiosos (informes de sus estudios académicos) y alguna zarandaja más.
Lo que más me entusiasmó, además de poder cantar Blitzkrieg bop en un karaoke que simulaba un estudio de grabación, fueron las mesas de mezclas con todas las pistas de I Wanna be sedated para que la mezclaras a tu gusto. Lástima que ni la interpretación del hit ni el remix se podía llevar a casa en un archivo.
Me quedó el tema que empieza con «Twenty twenty twenty four hours to go…» shoegaze espacial. Exageré. En 3 minutos y medio veías la muestra. Como prueba este vídeo.
Por si acaso la entrada no me permitía subir a la planta de arriba, donde se encontraba una exposición sobre la historia de los Grammy, hice el viejo truco de disimulando, subir de espaldas las escaleras. Allí encontré otros objetos top: el vestuario que utilizaron Daft Punk en una de las entregas de galardones… ¡Ahí es «ná»!
Por Trenca
Fotos de Poncho
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