El abogado del diablo granaino

Raro es el grupo de familiares, amigos, allegados…en el que alguno de sus miembros con un mínimo de inquietud por la música pop – rock que se ha hecho en España en las últimas tres décadas, no posea una de las dos opiniones que existen acerca de… Los Planetas. O los amas o los detestas…

Quizás esta dicotomía haya sido un poco tremendista pero es inusual encontrar a la persona que reúna la característica que señalaba en el párrafo anterior y que le resulte indiferente la banda en la que Eric Jiménez marca el ritmo cual paso de semana santa. Sus detractores ejerciendo de fiscales en el caso contra Los Planetas argumentarán los “presuntos” delitos de los que se les acusan desde sus inicios, pero no sólo a ellos sino a cualquiera de los proyectos en los que interviene J. Tras más de 20 años de trayectoria es una pérdida de tiempo enumerarlos, aunque aún actualmente algún periodista falto de ideas originales a la hora de redactar una crónica o reseña acerca de uno de sus conciertos haga uso de los tan manidos “pecados planetarios”.

Sin duda, más fuerte que la fiscalía son sus abogados defensores, que no tienen suficiente con defender a ultranza a esta formación meridional, sino que además intentan que te unas a su causa. En mi caso, no me tocó un abogado de oficio, me tocó el mismísimo abogado del diablo…del diablo granaíno.

Corría el año 2002 y el letrado me grabó un cassette de 90 minutos, hoy hubiera preparado una lista de reproducción en Spotify, como introducción a la galaxia del flamenco rock espacial. Tras la primera escucha le reproché los delitos que todos sus censores atribuyen a Los Planetas. Una vez que había dado varias vueltas al cassette, temas como Corrientes circulares en el tiempo o Desorden empezaban a agradarme y de ahí, tras desenmarañar la nebulosa psicodélica y shoegaze que tejía Florent con su guitarra, fui descubriendo otras composiciones.

Sin embargo, el “abogado del diablo granaíno” no estaba satisfecho con mis progresos. Esperaba que llegara a su nivel, que la que para él era y es la obra cumbre de Los Planetas, los minutos más de nueve minutos de La Copa de Europa fuera mi canción predilecta. Pero mis gustos planetarios tiraron hacia sus temas llamémoslos accesibles como La Canción del fin del mundo y a su vertiente más flamenca como en Ya no me asomo a la reja. Al maestro le salió un poco “rana” su pupilo.

En una ocasión para ganarme algo de respeto de mi mentor decidí regalarle enmarcado el cartel de la gira de La leyenda del espacio. Grave error. El letrado, de profesión real diseñador gráfico, profesa la misma admiración por Javier Aramburu, responsable de las portadas más representativas de la banda, que por el mismísimo J. Y la portada de La leyenda del espacio no era obra de dicho artista. Así que el soborno cayó en saco roto y para colmo, echando mano de su bagaje en el mundo del diseño, el abogado sentenció el regalo con “eso lo podría haber hecho cualquiera”.

Por último, cuando hemos acudido a los conciertos yo suelo acabar pletórico y él descontento por el repertorio…Supongo que añoraría más temas de Una semana en el motor de un autobús y eliminaría composiciones de las dos últimas referencias. Queda claro que a los seguidores acérrimos no les vale cualquier cosa y su grado de exigencia no para de crecer.

Como curiosidad aquí dejo un enlace a una lista de Spotify con la mayoría de los temas que incluía el cassette. Por cierto, no incluyó La Copa de Europa. Sería porque no me veía preparado para asimilar tal ópera egipcia…

POR TRENCA

Fotos de Óscar GM y Mangas de Camisa