El sintetizador cambió la historia de la música pop
Un elemento llamado sintetizador; ese fue el instrumento llamado a marcar un punto de inflexión en el mundo del pop. Rebobinemos la historia:
Es obvio que los teclados han tenido siempre una importancia máxima en el mundo de la música; desde el piano (fundamental, sin duda) hasta los posteriores órganos, que tomando el precedente anterior, le insertaron tubos para la salida del sonido. Si esto comenzó allá por principios del siglo XVIII, posteriormente siguieron desarrollándose con más o menos fortuna hasta que se creó un instrumento realmente valioso (para mí, el sonido de mayor calidad en un órgano): «el Hammond» (como se decía en la época), que realmente supuso una gran evolución del sonido clásico.
Este sonido partía de los creados por los tradicionales órganos de tubos y, gracias a un punto de distorsión realmente espléndido, se podían crear nuevas armonías consiguiendo un sonido especial y particular que claramente se identificaba al escucharlo: eso es un Hammond. Si el maravilloso Hammond se dejó de fabricar en 1978, no fue por otro motivo que el nacimiento de un instrumento que cambió la música: el sintetizador.
A mediados de los 70 arrasaba comercialmente, no habiendo grupo de élite que no lo incorporara. El sintetizador (en la España paleta también llamado “el moog”, tomando el nombre de su inventor, Robert Moog) era un complejo artilugio, que mezclaba dos partes: teclado, por supuesto, y un panel de mandos (nunca mejor dicho) vertical, con el que se regulaba el sonido, las distorsiones y toda alteración del sonido que se quisiera conseguir. Nació a finales de los sesenta y rápidamente los grupos más importantes de la época lo metieron en sus formaciones, fundamentalmente aquellos que pertenecían al llamado rock progresivo (por ejemplo, gente fantástica como Emerson, Lake & Palmer, ¿qué no los conocéis? ¡Corred a escucharlos!).
Ese fue el principio del fin; del fin de las orquestas, como se decía entonces, porque con el sintetizador, supuestamente, se podía conseguir el sonido de una orquesta (ya lo os dije: la España paleta). Pero también fue el comienzo de la nueva era de los teclados, que tomando como base aquel extraño artilugio fueron desarrollándose hasta lo que hoy conocemos o hemos tocado alguna vez; Yamaha, Roland y demás marcas. En conclusión, sintetizadores obviamente mejorados, con menor espacio, con mayores prestaciones y posibilidades de sonido.
Fijaros que en estos actuales “sintetizadores” (no lo llaméis por este nombre si queréis compraros uno, ya que posiblemente desconozcan el término y hasta se podrían reír), existen múltiples variaciones de sonido aunque hay tres que han prevalecido en el tiempo por encima de los demás sonidos: piano, órgano de tubo y «el hammond”.
Dos cosas finales: no os vayáis a pensar que la España actual es menos paleta que la de la época (ufff) y otra, muy importante; supone un grave déficit de educación musical no conocer a Emerson, Lake & Palmer, así que sería urgente que solucionarais el problema. Comenzad por su primer disco (Emerson, Lake & Palmer – Emerson, Lake & Palmer, 1970) y un tema de esos inolvidables: Lucky man. A disfrutar.
Emerson, Lake & Palmer – Lucky Man, 1970
POR JAVIER ALEGRÍA