Los Caramelos presentan Esconde tus alas en la torre fantasma – Entrevista
Discos Walden han sido los artífices del lanzamiento del primer LP «real» de Los Caramelos. El icónico e inquietante edificio madrileño que preside la portada de Esconde tus alas en la torre fantasma nos atrae sin remisión hacia el interior del disco del grupo de Charlie Mysterio, allí encontramos «vampiras de extrarradio, criptohippies y sacerdotisas del mal». El mismo Charlie nos contesta, desde la «sede del Movimiento Marhuendista de Lavapiés», a la entrevista chamberga.
¿Qué canción, que no sea de vuestra propia cosecha, interpretáis más en los ensayos?
Interpretamos muchas jotas. Aún no hemos tocado ninguna en vivo, posiblemente por el respeto que profesamos hacia esta riquísima y poco ponderada música de la que no nos cansamos de hacer proselitismo.
Mi hermano Toni -colaborador de Los Caramelos– es mallorquín y xeremier; nos juntamos en familia en el local, hace sonar la cornamusa y solemos improvisar el clásico mágico «La danza de Sant Joan Pelut».
Elegid un momento clave de la historia de la música.
La utilización de las cajas y procesadores de sonido Aphex en los 70 fue decisiva para la historia de la producción musical.
¿Qué grupos escuchasteis durante la grabación de ESCONDE TUS ALAS EN LA TORRE FANTASMA? ¿Han influido en el resultado final?
Todo nos influye en mayor o menor medida pues sufrimos de vampirismo. Si algo caracteriza nuestra música es la ausencia absoluta de originalidad. Copiamos con descaro y sin el mas mínimo rubor todo lo que consideramos aprovechable. Somos estafadores, expoliadores, ladrones, usurpadores, profanadores de las sagradas tumbas del rock and roll. No respetamos nada, estamos muy orgullosos de no poseer ideas propias y de ser meras aves de rapiña.
Durante la grabacion de este álbum hemos escuchado pricipalmente blues blanco, funkypop de los ochenta, flamenco-jazz actual, house ibicenco, new-age, chill, reggaeton y monserga tecnoafricana. Nos encantan las marchas militares de cualquier nacionalidad, con predilección por las suizas. Y lo que más nos gusta de las giras son el acopio de cassettes de gasolinera en cada viaje; en especial las «rancheras por encargo» que aún pueden econtrarse en perdidas carreteras mexicanas. Rancheras, corridos, incluso boleros de conjuntos anónimos; excluisivas composiciones grabadas ex profeso para un cumpleaños, un bautizo, un funeral, un divorcio… El cénit de la música por encargo que supera incluso a Eurovisión, Galavisión, el Festival de la Oti y Benidorm juntos.
Explicadnos, si es posible, el título del álbum.
No es más que una combinacion de palabras sin sentido. Un juego de azar, una ocurrencia de mañanada, un chisme, una gracieta. Es un simple título que no remite absolutamente a nada. Lo importante es lo que te transmita, sea mucho o poco.
¿Cuál es vuestro mejor recuerdo y cuál el peor de un concierto de LOS CARAMELOS?
El mejor fue sin duda un concierto en Manila a comienzos o mediados de los 90. Alguien del grupo salía por aquel entonces con una bella estudiante filipina en Madrid y su familia era poderosa allí, con un montón de contactos. Así que ante la promesa de un par de shows hicimos las maletas, agarramos nuestro precario equipo y volamos a la tropical Manila, donde nos esperaba una más que calurosa bienvenida (al igual que posteriormente en Nápoles, donde la huella hispana sigue siendo muy importante).
Tocamos en un par de curiosas boites de Manila Bay, también en alguna fiesta privada… Y contamos con grandes medios por primera y última vez en nuestra errática existencia: chófer, escolta, gran caché, residencia en un palacio colonial… En justa gratitud interpretamos un repertorio basado en las canciones de Los Brincos donde cobraron más protagonismo los hermanos Morales, así como los eternos temas de Juan & Junior. Y por supuesto el clásico escondido «Manila Girls» de Esclarecidos.
El peor concierto fue el último, hace una semana en el mítico Juglar de Lavapiés. El sitio sigue siendo estupendo, el sonido impecable…pero no vinieron más de seis o siete personas a vernos. Un pinchazo en toda regla, un fracaso absoluto que nos llenó de desolación. Y eso que pegamos por toda la ciudad cientos de carteles e hicimos toda clase de promoción en radio, prensa y televisión. Tal vez el precio de entrada (150 euros) fue abusivo para los 20 minutos de actuación que ofrecimos. La próxima vez aumentaremos el precio y acortaremos el show.
Describid vuestro local de ensayo en menos de 10 palabras.
Enmoquetado, perfumado, acristalado, colorido, amplio, reverberante, escondido y crepuscular.
¿Cuál será el siguiente paso de LOS CARAMELOS?
Desaparecer de nuevo para emerger sin previo aviso.
¿Consideráis que en vuestra ciudad existe una escena musical? Y si es así, ¿en qué estado de salud se encuentra?
De los nuevos sitios para conciertos sentimos predilección por Espacio Naranjo, en la zona de Tetuán (muy cerquita de Bravo Murillo y su divino escaparatismo).
El momento musical que estamos viviendo es único y recuerda al Madrid de la segunda mitad de los 60 (ese en el que sonaban Los Brincos, Los Pasos, Módulos, Micky y Los Tonys, Tickets, etc).
Por eso nos vemos obligados a empezar por recomendar lo puramente local, nuestros vecinos inmediatos del barrio de Lavapiés, donde actualmente residimos; Lavapiés es en estos momentos el barrio con mayor talento artístico por metro cuadrado.
¿Qué banda de vuestra ciudad nos recomendaríais escuchar?
Saliendo de nuestra casa -sede del Movimiento Marhuendista de Lavapiés- nos encontramos a un par de manzanas con dos ilustrísimos conjuntos juveniles que nos chiflan y llenan de alegría: SINGLE y DÚO COBRA. El orgullo doble del barrio. Ninguno de ellos necesita presentación a estas alturas de la película.
Pinchadnos un chambergazo.
Recomendamos absolutamente la reedición integral (al fin!) de los dos LPs que grabaron en su adolescencia Elia y Elizabeth Fleta, las increíbles, luminosas y talentosas nietas colombianas de Don Miguel, en 1972 y 1973 producidas por el gran Jimmy Salcedo.
Vampisoul acaba de sacar el disco del año, una absoluta maravilla. Cumbre del sunshine, del groove, del haiku-pop. Con un sonido realmente maravilloso que hoy es imposible de conseguir….insuperable. Es una edición de elegante diseño y jugosas notas interiores. Todo un must para connoisseurs.
Para muestra un botón:
Por Parca