Bad Religion, motivos de un sentimiento
Grata sorpresa la de encontrar una excelente entrada, alrededor de 2000 personas según algún medio, en La Riviera para decir a los incombustibles Bad Religion en Madrid, ¿qué hay de nuevo viejos punk rockers?. En la anterior visita no habían logrado reunir a tantos seguidores. Así que entre himno e himno, pogos, charletas del canoso Profesor Graffin…estuve pensando ¿Por qué? ¡Dios mío! ¿Por qué? ¿Por qué la banda estandarte del sello Epitaph está reverdeciendo sus laureles? ¿Por qué no hay ninguna banda que les arranque sus galones?
El primer motivo también es el último. Su trabajo de 2013 True North, sin cortar el curioso y simpático disco de villancicos, nos ha devuelto a los Bad Religion más punk y menos rockeros y melódicos. Los tiempos que estamos viviendo merecen ser cantados y expresados con rabia y esto parece haber conectado de nuevo con los seguidores.
A esta cuestión hay que añadir que de la edad de oro de la discográfica fundada por Brett Gurewitz, guitarrista de la formación original y actualmente miembro a tiempo parcial, son los que mejor se han mantenido. Siguen ofreciendo buenos conciertos ¡30 temas en hora y media! y no faltan a la cita periódica de salir de gira y de editar nuevos discos en los que siguen conjugando como nadie el punk y el rock.
Esta primera actividad podría ser un inconveniente para ser reclamo en festivales y conciertos. Todos sus continuos tours suelen tener varias fechas en nuestro país y con una frecuencia casi anual se puede asistir a sus encuentros con el público en tierras patrias. Aún no solo mantienen el número sino que lo aumentan.
Otros compañeros de escudería no han gestionado tan bien su carrera. Los directos de NOFX llegan a la hora justa y sus miembros se pierden entre bromas. De directos flojos también adolecen Offspring. ¿Se puede hacer punk rock sin nervio ante miles de personas? La respuesta es sí. Por no comentar la poca repercusión que tienen sus lanzamientos. Da la sensación que con Ixnay on the hombre agotaron todo su talento.
Por último, Pennywise llegaron a superar la muerte del bajista Jason Thirsk, lanzando uno de los mejores trabajos de su carrera Full Circle. Años después, su líder Jim Lindberg, se tomó un paréntesis mientras que el resto de sus compañeros editaban nuevo material con otro cantante pero sin tanta repercusión. Ahora Lindberg ha regresado al grupo realizando una gira de aniversario y con un nuevo trabajo que recoge temas en los que Jason Thirsk estuvo muy presente en la composición.
Bad Religion también saben superar con nota los cambios en su formación sin que la calidad de sus discos y shows se vea mermada. Del cuarteto primigenio solo quedan Jay Bentley al bajo y el carismático Greg Graffin. El último en abandonar recientemente el barco fue el guitarrista Greg Hetson por problemas domésticos.
Con todo ello, ahí va una última reflexión: la escena punk rock no se ha renovado o las nuevas formaciones no han llegado a cotas tan altas como las 4 citadas anteriormente. Tras un concierto de Me first and the gimme gimmes, grupo all-star que toca desde I Will survive hasta All my loving en versión punk, un gran seguidor de este estilo de música me dijo que a los nuevos Bad Religion no hay que buscarlos ni en La Riviera ni en la Penélope sino en el Wurlitzer o en el Rock Palace. Otra tema que comentamos fue la media de edad del concierto. Había abundancia de seres que superaban la treintena. Circunstancia que también pude constatar en la orilla del Manzanares.
Ni se renueva el público ni se renuevan las bandas. Quizá las recientes hornadas de fanáticos del punk se encuentren en salas más pequeñas dando la oportunidad a nuevas propuestas.
Aún así como cantaron Bad Religion en Madrid …This is just a Punk Rock song!..y que dure.