Danny Ray Whitten: The Needle and the Damage Done, de Neil Young

Danny Ray Whitten: La aguja y el daño causado

Cuando, en 1977, Rod Stewart logró un gran éxito con la balada I don’t want to talk about it, muchos pensaron que se trataba de una composición propia. Sin embargo, la canción había sido escrita por un joven llamado Danny Ray Whitten y grabada por su banda, Crazy Horse, para su primer disco, homónimo, en 1971.

Whitten, la compuso al borde de la muerte, debido a su adicción a la heroína y se cuenta que cuando entraron en el estudio no se podía tener en pie. El joven prodigio, Nils Lofgren, le colgaba la guitarra y se la afinaba, entonces se transformaba y volvía a ser el Danny Whitten de siempre.

Crazy Horse, I don’t want to talk about it, 1971

Danny Whitten nace en 1943 en Columbus, Georgia, y junto a dos amigos de su infancia, Billy Talbot y Ralph Molina, funda una banda de Doo-Wop.  En 1966, deciden mudarse a San Francisco, donde los tres forman el grupo The Rockets y se asientan en Laurel Canyon, junto a otros músicos jóvenes con talento. A pesar de que Whitten era un buen guitarrista y poseía una gran voz, The Rockets estaban considerados como la peor banda de San Francisco, o como David Crosby dijo una vez «así es como la música debe sonar en el infierno». Sin embargo, un joven músico canadiense que andaba de visita por la Ciudad de la Bahía, quedó prendado por aquel grupo y sus largas jams en un mismo acorde. Aquel veinteañero se llamaba Neil Young y en cuestión de días empezó a tocar con aquellos tres chicos, les cambió el nombre y surgió una gran amistad entre Whitten y el propio Young.

Parecía que ambos músicos hubieran tocado toda la vida juntos, se sentaban, cogían sus guitarras y surgía la magia. En los dieciocho meses posteriores Neil Young & Crazy Horse grabó dos discos excepcionales, Everybody Knows this is Nowhere y After the Gold Rush. El primer álbum nos dejó momentos mágicos del tándem Whitten/Young, como aquella Cinnamon Girl cantada a dos voces con Young llevando la voz más grave (como nota curiosa, el uhhh que suena antes del solo lo improvisó Whitten). Para la grabación de After the Gold Rush, el antes apuesto y encantador Danny Ray Whitten era una sombra de sí mismo, consumido por la heroína solo pudo participar en cuatro canciones. Neil Young, angustiado por la preocupación que le causaba la adicción de su compañero, le escribió una de sus canciones más famosas, The Needle and the Damage Done.

Un año después, con el ánimo de recuperar a su viejo amigo para la causa, Young invitó a Whitten a las sesiones de grabación de su siguiente disco, Harvest, pero el estado del músico de Georgia era tan lamentable que fue inmediatamente despedido. Young le dio 50 dólares y le compró un billete de avión de vuelta a Los Ángeles, Whitten no rechistó, cogió sus cosas y se marchó. Esa noche aparecería muerto por intoxicación etílica y sobredosis de Valium. Irónicamente limpio de heroína. Young nunca se perdonaría a sí mismo.

Para la historia quedan momentos mágicos de estos dos genios como este C’mon Baby Let’s Go Downtown, grabado en directo en el Fillmore de San Francisco.

Neil Young & Crazy Horse, C’mon Baby Let’s Go Downtown, 1970

Nota: en la foto del vídeo no aparece Danny Whitten, sino Poncho Sampedro que se uniría a Crazy Horse en 1975.

POR ZAMARRA

No Comments

  • rickygil
    30 enero, 2013

    Qué bueno era Danny Whitten, ha sido genial leer el artículo.

  • cuclillo
    29 marzo, 2016

    Oye Zamarra ¿pero qué pasa con Rod Stewart? De acuerdo, la versión original de DannyWhitten es más desgarrada y mortal, me la creo más, hasta es más bella. Pero no creo que Rod S la empequeñeciera….quizá la hizo más comercial y horterona, en su línea. Pero también se muere un poco de amor cuando la canta ¿no? Porque al final, el amor mata, al menos un poco.

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