Tom Waits pone la banda sonora a una ruta nocturna por Madrid
Romeo is bleeding, tema del LP Blue Valentine de Tom Waits suena en mi cabeza mientras conduzco una furgoneta destartalada en la noche de Madrid. Todo parece perfecto; la iluminación, el escenario, los personajes, interpretando el papel de su vida. Mendigos, pijos, putas, niños de papá, mal educados, toca pelotas, borrachos, amantes de los animales. Todos están soberbios e interpretan su papel sin fisuras.
Romeo is bleeding, de Tom Waits.
También hay policías, bomberos, espontáneos, okupas, médicos, víctimas y verdugos, abandonados y maltratadores. Ellos saben perfectamente cómo comportarse. Y la acción se desarrolla como si de una película de Serie B se tratase. Ninguno se sale de su papel, cada uno sabe lo que tiene que hacer. Muchos años ensayando los hace previsibles. Ni si quiera se les pasa por la cabeza que el guión se puede cambiar, que no es algo definitivo. Entonces un borracho se acerca y comienza a sonar The piano has been drinking.
The piano has been drinking, Tom Waits.
Pero… algo está fallando: la banda sonora. Aunque parece la más apropiada y la única posible para esta situación, yo soy el único que la oigo. Absorto en mis pensamientos escucho la voz cálida de Tom Waits tratando de explicarme qué es lo que realmente está ocurriendo, cuando alguien me dice: “oye tío, vuelve, que hay trabajo que hacer”. Entonces la voz del genio de Pomona se va apagando para, poco a poco, devolverme a la vida real. No son actores ni es una película, esta gente me está hablando y espera respuestas. Efectivamente, hay trabajo que hacer, pero con una banda sonora como Blue Valentine y otros grandes temas de Waits, de la que no pienso dejar de disfrutar.
Hold on, Tom Waits.
POR BARRAGÁN
David Parages
Tom Waits es un mago de la evocación sonora. De su roída chistera va sacando canciones en las que podemos reconocer nuestros pensamientos más extraños, nuestros sueños y nuestras miserias. Nada por delante, nada por detrás y… ¡voilá! El espectáculo del desharraigo, siempre íntimo y siempre salvaje. Larga vida al hombre lobo de Pomona.