13 de Black Sabbath en los Discos Chambergos
No soy especialmente amigo de las reseñas de discos, pues creo que hoy en día si algo bueno ha traído internet, es precisamente el hecho de democratizar el acceso a la música (y no estar restringido al otrora oligopolio mafioso de la prensa musical tradicional). Vamos, que una reseña de un LP actualmente únicamente me sirve de algo si estoy de acuerdo con ella y a modo de regocijo propio, puesto que ya jamás guiarán mis compras musicales. No obstante, he decidido comentar el nuevo LP de Black Sabbath porque creo que la ocasión lo merece.
Podría empezar con una ristra de tópicos mil veces leídos y probablemente todos o casi todos serían ciertos. Pero por sintetizar, lo que mejor define lo que ha hecho la formación clásica-1 de Black Sabbath (salvo Bill Ward, de ahí el -1) en 13 tras cuarenta y tres años de su primer LP es dejarnos ojipláticos a aquellos que consideramos «Ley» la época de Ozzy, sin perjuicio de también adorar el resto de épocas de la banda (por supuesto especial mención a la de DIO y Martin), pero que encontramos en esa primera etapa del grupo la auténtica esencia de la música oscura y el verdadero comienzo de lo que más nos gusta.
El disco lo componen ocho temas tenebrosos, densos, pesados, largos, por momentos épicos y jodidamente pegadizos; que no hacen otra cosa que auto-homenajear (con constantes guiños tanto implícitos –por ejemplo, a Planet Caravan– como explícitos: el LP termina con la misma lluvia que daba inicio al primer tema del primer disco, precisamente, Black Sabbath. Pelos de punta señores) y reproducir la primeriza época de la banda con una fidelidad que ciertamente asombra (me pregunto de qué fecha exacta serán los temas). Creo que, a falta de que el paso del tiempo dicte sentencia en firme, cualquier tema podría haber entrado en esos discos, y éste, creo que es el mejor y más contundente argumento que se puede argüir en favor de 13. Por supuesto, si no te gusta especialmente esa primera época de la banda, ni lo intentes.
God is Dead?, Black Sabbath
Evidentemente hay “peros”: la voz de Ozzy (como no podía ser de otro modo) está más tratada que Marujita, la producción es muy buena pero se echa en falta algo de la crudeza analógica de antaño (curiosamente cuando ahora está tan en boga la nueva burbuja retro-musical) y por supuesto, la mencionada ausencia de Bill Ward a las baquetas sustituido por el fulano de Rage Against the Machine, elemento que aunque solo en parte, deslegitima algo el LP (no nos engañemos, Bill Ward solo hay uno). Incluso algunos encontrarán curioso que en determinadas fases del disco (y especialmente en algún bonus de la edición de-luxe-todo-por-la-pasta, que contiene otros tres temas cojonudos) Black Sabbath suenen más a bandas como Candlemass o Krux (legítimos herederos de los ingleses) que a los propios Black Sabbath (-1). Pero oigan, es que es pinchar el disco, rememorar satisfactoriamente esa primera época y que me la sude todo. Y de esto se trata, ¿no?
cuclillo
Me ha gustado.