Crítica del concierto de Bad Religion en La Riviera de Madrid en 2014

Bad Religion y las edades del hombre

Aunque hace ya años que no viajo en el Seat o en el Regata de mis padres, todas aquellas canciones que sonaron dentro dejaron una huella a fuego en mí. Ahora momentos antes de que Bad Religion empiece su guerra relámpago en La Riviera y pensando en mi set list ideal, me viene a la cabeza como me gustan unos buenos coros, unas buenas armonías vocales y como me han acompañado toda la vida desde que siendo un niño en aquel Seat empezó a sonar ¿Quién te cantará? de Mocedades.

Años después en plena vorágine grunge teenager y pese a que devoraba el álbum recopilatorio azul de los Beatles, el cuerpo y las hormonas me pedían punk-rock. Y de entre todas esas bandas de Epitaph en el 10 º del portal 2 de Coviresa, éramos devotos del grupo de Greg Graffin desde que los 40 pusieran su video single Punk Rock Song. Ese mismo verano mi amigo Julián me pasó una cinta recopilatoria artesanal, advirtiéndome » atento a estas voces», en la que venía el temazo Incomplete.

Los primeros acordes de Fuck You me traen al presente. Sé que durante 31 canciones me seguiré sintiendo como el Salva del 95 o como mi versión mejorada, que gracias a los trallazos guitarreros del grupo me hacen entrar en trance, pegándome en cada pogo hasta que los pulmones me piden aire. Después de todos estos años de lucha en conciertos, he descubierto que tengo el superpoder de localizar a mis hermanos entre las avalanchas y multitudes en cuestión de segundos. Yo lo llamo » el sentido tánganido».

Crítica del concierto de Bad Religion en La Riviera de Madrid en 2014

El Profesor Graffin y su ayudante el licenciado Bentley.

Voto y choco entre la gente. Mi súper poder se activa. Veo las sonrisas de mis hermanos entre la masa de gente que llena La Riviera y vuelvo al trance. La energía nos lleva sin control a meternos en torbellinos de 2 minutos y medio. Incluso con canciones menos conocidas se crean aceleradores de partículas humanas que chocan entre sí.

Después del himno American Jesus y de haber recorrido la discografía de Bad Religion temazo tras temazo, coro tras coro, las luces se encienden y el teenager se transforma en un treintañero empapado en sudor.

Crítica del concierto de Bad Religion en La Riviera de Madrid en 2014

El bass-ista Jay Bentley.

Dentro de unos años cuando mi pelo se vuelva tan blanco como el del Profesor Graffin, espero ser la mitad de integro que él, que disco tras disco mantiene algo de lo que carecen la gran mayoría de los grupos españoles, un mensaje comprometido. Desde How could Hell be any worse? hasta True North siempre nos han pedido que nos rebelemos ante la injusticia social y ante el poder que está arrasando el planeta. Canciones de hace casi 20 años como Generator o Atomic Garden nos muestran que hay cosas que aunque la rueda gire siguen inmóviles….

 

…Y que esto solo ha sido una crónica punk rock.

POR MANGAS DE CAMISA

FOTOS ÓSCAR GM

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