El repaso que dan He's My Brother She's My Sister a la música americana, desde el blues o el country, al rock & roll más desenfadado, huele a granja sureña.

Frescura y raices

Existen bandas, como He’s My Brother She’s My Sister, que tienen la capacidad de sorprender. Unas lo hacen por presentar una cualidad diferente, una formación inusual, algún instrumento extravagante o por cuidar los detalles que rodean a la música, conscientes, quizás, de que un concierto es más que música, de que es una puesta en escena, con todo lo que eso conlleva.

El día que tocaba Jonathan Wilson era un día señalado para mí y para mi acompañante (o quizás era yo quien acompañaba), lo que pudo contribuir a que aquel día sintiese la música de manera más viva, a lo que se sumaban otros factores como que se trataba de una sala que reunía todas las cualidades para que conciertos relativamente pequeños se transformasen en conciertos mágicos.

Aquel día no fue el autor de Gentle Spirit, buen disco, quien me sorprendió, a pesar de que era a él y su banda a quién deseaba escuchar. Su mezcla de rock blando setentero (y blando no se debe entender como algo negativo) con abundantes improvisaciones y solos de guitarra tenía todas las de ganar para ganarme. De hecho, quedé satisfecho, pero llegó un vendaval que se lo llevó todo por delante.

Tales that I tell, He’s My Brother She’s My Sister, 2012:

 

La gente empezó a amontonarse en las primeras filas y la temperatura subió justo cuando los integrantes de He’s My Brother She’s My Sister salieron al escenario. Al quinteto liderado por los hermanos Kolar le sobran los motivos para sorprender. Lo primero que llama la atención es la percusión. La base rítmica corre a cargo de Lauren Brown, con un tap en el que el claqué impone un ritmo frenético, lo que, apoyado por un par de timbales base y unos platillos, hace que en ningún momento se eche de menos la convencional batería, no solo por el espectáculo que supone ver bailar claqué en directo, sino porque musicalmente el grupo suena compacto y lleno, a lo que sin duda contribuye el contrabajista Oliver Newer. Mención especial merece Aaron Robinson, quien se encarga de las guitarras y del pedal steel.

Él le da el toque de virtuosismo necesario, la garra en ocasiones o introduce los arreglos sutiles que rematan un tema. Lástima que en el EP, que no pude evitar llevarme a casa, todavía no formase parte de la banda este tipo rubio. Y por último, cómo no, los hermanos llevando el ritmo en el escenario. Ella es todo clase, elegancia, tanto en lo físico como en lo musical. Parece sacada de una película de los años 50, con una voz muy americana que te hace sumergirte en su mundo, plantearte como fue su infancia, al lado de ese chico de sombrero que no para quieto y al que se le puede suponer ser el artífice de la mayoría de los temas. Que existe complicidad entre ellos y que se conocen a la perfección salta a la vista. El repaso que dan a toda la música americana, desde el blues o el country, hasta el rock & roll más desenfadado, huele a granja sureña, pero se saborea de forma más intensa en un bar del centro de la gran manzana.

He’s My Brother She’s My Sister es la unión de las raíces con el presente más fresco y tienen la capacidad de sorprender por su formación atípica, porque introducen elementos e instrumentos insólitos y porque cuidan la puesta en escena. Todo ello sin olvidar que lo primero es la música.

Por Chaquetón

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