Small Change de Tom Waits en los Discos Chambergos
Small change, cuarto álbum del genio de Pomona Tom Waits, grabado en septiembre del 76 en Wally Heider Recording de Hollywood y publicado por Asylum Records con Bones Howe a la producción. Se trata de un álbum grabado en dos pistas y en cinco sesiones que no suponen sólo un pequeño cambio en la carrera de Waits sino también los primeros tanteos del músico con nuevas experimentaciones y sonidos.
El ambiente del disco sigue siendo el del bar de jazz humeante pero ahora no parece media noche sino más bien la hora del cierre al amanecer y también aparece más humor cínico, pesimista y referencias al alcoholismo y la vida en la carretera.
El disco abre con la preciosa Tom Traubert’s Blues otra balada perfecta y melancólica que marca un nivel muy alto para arrancar el disco. Creo que cuando empecé a navegar en Tom Waits (a través del recopilatorio Used Songs) fue mi canción preferida durante mucho tiempo. El subtítulo de la canción «Four sheets to the wind in Copenhague» parece hacer mención a una temporada que pasó Tom en la ciudad danesa durante una gira anterior mientras que el estribillo, recordando la tradicional australiana Waltzing Matilda, viene de un lío de Tom con una cantante local llamada Mathilde. Más allá de lo que cuenta la canción, encontramos una instrumentación más orquestal que en discos anteriores que acompañan un piano y una melodía vocal marca de la casa de esas que te remueven por dentro. Todo regado por ingentes cantidades de Whisky.
Pronto encontramos la primera sorpresa en el disco pues a continuación viene Step Right Up. Sobre una marcada línea de contrabajo, Tom Waits va recitando una retahíla de versos frenéticos sobre cualquier cosa. En el libreto del álbum no viene la letra, no hay quien la transcriba, pero si la quieres te da unas sencillas instrucciones para que las consigas: «Send by prepaid mail a photo of yourself, two dead creeping charlies, and a self adressed stamped envelope to: Tropicana Hotel, Hollywood, CA». Lugar donde malvivía entonces entre botellas y colillas humeantes. El tema supone una novedad respecto a los anteriores discos por salirse de ese ambiente lounge del pasado y empezar a buscar nuevas formas de expresión. Una suerte de spoken word a la que siempre encuentras nuevas caras.
Jitterbug Boy y I wish I was in New Orleans son pura melancolía. La facilidad para encontrar esa melodía que describe la tristeza, la añoranza.
The Piano Has Been Drinking (not me). Poco que añadir, el título ya es suficientemente enorme. El borracho se sienta al piano con un pitillo que se agota en su boca mientras nos deleita con una melodía perfecta.
Con Invitation to the Blues vuelve a demostrarnos que puede escribir infinitas veces la balada (odio este término, pero no sé como definirlo) triste perfecta. No le hace falta casi nada. El piano limpio y su voz sucia son más que suficiente. Si además le añades su facilidad para recrear escenas y traer referencias del cine clásico o de cualquier calle mugrienta tienes ya un cocktail brutal. Desde que conocí a Waits siempre me ha maravillado su facilidad para producirme escalofríos y gallina de piel.
Pasties & G String repite el esquema de Step Right Up pero en esta ocasión lo hace sobre una línea de percusiones imposibles, quizás adelantándose una década a su sonido. Queda como anécdota en el total del disco y a mi me parece el momento más flojo.
Bad Liver & Broken Bone abre con
«Well I got a bad liver and broken heart, yeah,
I drunk me a river since you tore me apart
And I don’t have a drinking problem, ‘cept when I can’t get a drink»
Volvemos sobre el alcohol y el cinismo. Volvemos sobre la pérdida y la melancolía, el borracho que llora en la barra por la pérdida y la desesperanza. Melódicamente el tema no aporta mucho pero en su letra fragua su fama de bebedor y ser nocturno.
The One That Got Away anticipa en cierto modo a Romeo Is Bleeding, remarcando esa sensación (a toro pasado) de que en este disco se encuentran mucho cimientos de sus siguientes reencarnaciones.
Small Change (la canción) es sencilla y perfecta. Un saxo y la voz de Tom recitando, como si estuviera improvisando, su poesía beat.
El álbum encuentra su cierre perfecto con I Cant wait to get off work (and see my baby) habla sobre el tiempo en que Tom Waits curraba en una pizzería y sólo soñaba con salir de allí. Melancolía y piano vuelven a primera fila. Siempre me ha fascinado cómo alguien con solo 27 años podía estar tan harto de todo. Como solía decir en sus entrevistas «Ya nací viejo».
Se trata del disco más alcohólico de Waits. A esta época corresponde el siguiente video en el Late Show televisivo de la época en que interpreta The Piano Has Been Drinking (not me) y la posterior entrevista entre botellas y pitillos en que soltó aquella mítica frase de «I’d rather have a bottle in front of me than a frontal lobotomy».
SMALL CHANGE se sitúa en mi top3 de la primera etapa de Tom Waits con un 9. Aquí encontramos alguna de sus mejores piezas al piano, algunas de sus mejores canciones melancólicas. Pero también están aquí las raíces de lo que serán sus futuras aventuras, quizás sólo como esbozo, quizás sea fácil verlas ahora con la perspectiva que dan los años. Lo que es innegable es que el disco por momentos te conmueve, por momentos te retuerce, pero siempre pide un trago más. Bebamos pues un penúltimo trago, que la noche aún no ha muerto.
POR AMERICANA