El borracho escocés
Verano de 2006. Dos años después de acabar la carrera no encontraba trabajo “de lo mío” ni nada que se le pareciese hasta que, de repente, encuentro dos de golpe. Lo que Hacienda denomina “dos pagadores”, independientemente de que sean el Real Madrid y la NASA o un videoclub de barrio y un festival musical burbujero, como era el caso. El festival en cuestión se llamaba Summercase y se celebraba en Barcelona y en Madrid, más concretamente, en Boadilla del Monte, más concretamente en una superficie lunar pedregosa e impracticable (¿desde cuándo hay que ir con botas de montaña a un festival?). Superficie que no mejoraría ni un ápice en los tres años de vida que tuvo el evento.
Aquel primer Summercase contaba en su cartel con bandas como Super Furry Animals, Daft Punk, The Divine Comedy o Belle & Sebastian y mi puesto de trabajo en él se denominaba «auxiliar de prensa», eufemismo de «brazo intelectual del segurata». Los auxiliares de prensa estábamos destinados en cada uno de los recintillos donde se encontraba la mesa de sonido y teníamos que desempeñar dos funciones. La primera: disponía de un pinganillo por el que me decían cuántas canciones permitía grabar a las televisiones el grupo que fuese a actuar en cada momento, yo se lo comunicaba a los de prensa y después los echaba educadamente (y si no, ya tenía la ayuda del segurata). La segunda: debía pedirle al técnico de sonido (guiri para más señas) que me grabase en un mini disc las canciones permitidas para luego emitirlas en las radios.
Esta misión aparentemente sencilla se tornó ardua cuando a las primeras de cambio, y con el concierto de The Cardigans a punto de empezar, me encontré al técnico en cuestión dormido en una hamaca (pero una hamaca de las de verdad, como las de las pelis, no sé cómo se habría apañado para montarla entre cables y cachivaches varios), así pues me tuve que apresurar a despertarle y, comprobando que mi nivel de inglés hacía aguas (quizá por esto me exilié meses después un año a Escocia a hacer bocatas o sandwiches como dicen ellos), le expliqué el asunto del mini disc.
Y precisamente escocés es Bobby Gillespie, el «capo» de Primal Scream que eran los siguientes en actuar. Se nos comunicó a los auxiliares de prensa que la banda permitía grabar todas y cada una de las canciones de su directo, lo cual supuso una sorpresa mayúscula ya que lo habitual era ceder tres, cuatro o cinco canciones como máximo. Todos nos las prometíamos muy felices: la prensa contenta por la exclusiva, yo encantado de no tener que sacarles de allí a patadas y anunciando a bombo y platillo que podrían grabar todo todito el concierto… peeeeeeero a la altura de la segunda canción uno de los coordinadores de Sinnamon Records, que organizaban el festival, hecho una furia y con el acento gallego desatado gritó por el pinganillo: ¡Que sólo graben tres canciones! ¡El borracho escocés nos la ha líado! Al parecer a Bobby se le había ido la mano con el bebercio y había sido equivocadamente espléndido.
Y allí estaba yo frente a La Prensa con sus cámaras preparadas para grabar todo el concierto. Por supuesto, mi «enérgica» orden para que dejasen de grabar inmediatamente no la escuchó ni el cuello de mi camisa pero, por suerte, la ayuda del «brazo armado del auxiliar de prensa” me vino de perlas. ¡La que estuvo a punto de liarme El borracho escocés!
Primal Scream, Dolls (en directo en Summercase 2006)
POR PARCA
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